20070501

Familias de perfumes

El Comité Francés del Perfume edita desde el 1984 una clasificación que pone regularmente al día, y en la cual destaca siete grandes familias de perfumes divididas en 45 sub-familias. En esta imponente nomenclatura se encuentran Hespérides, florales, fougères (helechos), Chipres, amaderados, ambarados y cueros.

Nosotros nos contentaremos con las fragancias más habituales entre las cuales hay que destacar entre masculinas y femeninas, siendo éstas últimas las más numerosas.

Hespérides, se entienden las esencias obtenidas exprimiendo la cáscara de cítricos o de la bergamota. Las primeras "Eau de Cologne" utilizaban hespérides. A este cuerpo fresco y picante se añaden leves notas florales o notas amaderadas.

Florales son por supuesto las fragancias más antiguas y representan una familia importante y variada. De una única nota floral, se pasa a mezclas más complejas "bouquets" que mezclan rosa, violeta, narciso, tuberosa o alhelí. Perfumistas conocidos como Molinard o Houbigant y muchos más han contribuido al desarrollo de esta familia. Con el aceite esencial de lavanda son los hombres los que se encuentran en las colonias florales. Más tarde se adjuntan aldehídes a la mezcla y nace una nueva subfamilia, colonias florales más penetrantes. Los florales se combinan con varias notas afrutadas, amaderadas o marinas, más frescas, que diversifican esta categoría.

Fougère, es el nombre que se aplica a esta familia de perfumes, no significa que la fragancia trate de reproducir el olor a helecho. En realidad se trata sólo de evocar el ambiente de un bosque. Se realiza en general con notas de lavanda, musgo, madera y cumarina. A esta base se pueden añadir matices aromáticos, florales o afrutados, que se combinan muy bien con ella. También se puede aromatizar con cilantro, tomillo, romero o artemiso.

Chipres, son una familia de perfumes creados a partir de 1917, notas de musgo de roble, de pachulí constituyen su base, amenizada a medida de las creaciones por notas afrutadas, a menudo de melocotón, por notas florales como la rosa, o incluso de notas cuero: esencias a humo o a madera quemada le dan entonces a la fragancia un carácter nítidamente masculino.

Amaderados, en general, son más bien fragancias masculinas. Se trata de notas calientes, tales como el pachulí, el aroma del cedro o el vetiver. También se encuentra el rastro de la lavanda y a veces de ciertos cítricos. Los amaderados se acompañan a menudo con notas más frescas, hespérides o marinas. Al contrario, de vez en cuando se encuentran con notas aún más calientes y sensuales, especiadas o ambaradas.

Ambarados u orientales, agrupan perfumes con notas suaves y calientes, hechas de polvo y vainilla, cuyo olor es muy reconocible. Por supuesto, se trata de notas de fondo, que se asocian con otras, generalmente olores más afrutados -ligeramente amaderados. También se puede detectar una presencia floral, a menudo la del clavel.

Cueros, una familia queda muy aparte. Sus notas tratan de reproducir el olor característico del cuero, con notas de humo, de abedul, de tabaco y de madera quemada. La mayoría del tiempo los cueros están suavizados por notas florales, como las del lirio y de la violeta.